Comenzamos diciendo qué es la tarima. Es aquella en la que se colocan las piezas de madera largas machihembradas sobre el forjado. Como están separadas del forjado es muy aislante. El grosor de la capa superior de la tarima es de 2,5 milímetros y está formado o por una cola pieza de madera o también por multicapa.

 

 

Y por otro lado está la que conocemos como tarima flotante, cuyo nombre se le ha dado por el tipo de instalación que tiene. La colocación de la tarima flotante se realiza sobre una capa niveladora sobre el forjado. Dependiendo del tipo de suelo que se elija, puede ser madera, madera tratada o suelos sintéticos que imitan esos acabados. Se llama tarima flotante porque, cuando se comenzó a instalar, se dejaba suelta y sin clavar, lo que permitía que se dilatase el material.

 

 

Características de la tarima flotante

Como acabamos de decir, la tarima flotante hace referencia al tipo de instalación y ésta tiene varias ventajas sobre otros tipos de suelos.

 

 

La principal ventaja es la instalación. No solo tú mismo puedes hacerlo, si no que si contratas un profesional que te lo haga, será más barato que si instala otro tipo de tarima o de suelo porque lleva mucho menos tiempo.

 

Además, las tarimas flotantes, si se rompen o se deterioran, se pueden sustituir de una manera más rápida y sencilla. Y no es necesario hacer grandes obras para instalarla, lo único que hace falta para colocar la tarima flotante es que el suelo esté bien nivelado.

 

Si lo comparas con el parquet, la tarima flotante es más económica es incluso más ecológica, porque utilizan menos madera natural. Y la tarima flotante te ofrece una amplia variedad de acabados, colores y efectos para que puedas elegir el que mejor se adapte a tu espacio.

 

Una de las características de la tarima flotante que menos gusta es que se desgasta con el tiempo, por eso es importante mantenerla y cuidarla para evitar rozaduras y arañazos que puedan estropearla.

 

 

Usos de la tarima flotante

Los suelos laminados como la tarima flotante se rigen por normas Europeas con el objetivo de proteger al consumidor. La norma de los suelos laminados es la EN 13329 y tiene en cuenta los métodos de ensayo donde se ven las prestaciones del suelo, el uso final que se le va a dar al suelo y la clasificación que se le da en función de las otras pruebas.

 

De esta manera, dependiendo del tipo de uso que se le vaya a dar a la tarima flotante, debemos elegir una clase de tarima diferente, a continuación te decimos cuáles son:

  • Clase 21: para uso doméstico y con un tránsito moderado
  • Clase 22: uso doméstico y tránsito general
  • Clase 23: uso doméstico y tránsito intenso
  • Clase 24: uso doméstico y con un tránsito muy intenso
  • Clase 31: para uso comercial y con un tránsito moderado
  • Clase 32: uso comercial y con un tránsito general
  • Clase 33: uso comercial y con un tránsito intenso
  • Clase 34: uso comercial y con un tránsito muy intenso

 

Desde Click Tarima te recomendamos que si la tarima flotante es para uso doméstico elijas una Resistencia AC4 – Clase 23 y si lo quieres para un uso comercial, debes elegir Resistencia AC5-Clase 33.

 

Si eliges tarima flotante para tu suelo, sea cual sea su ubicación, pero no sabes muy bien cuál elegir, en Clic Tarima estaremos encantados de ayudarte y asesorarte en todo lo que necesites.